Después de La Guerra de los Reinos —ese evento donde están todos los Avengers que nos gustan: los que están en el MCU, los que no y los que tienen que esperar un toque en el banco de suplentes para salir a la cancha—, Jason Aaron encara el fin de su run con Thor y lo hace a través de cinco números que @paninicomicslatam recopiló en un nuevo tomo.
Con una portada que recuerda a La creación de Adán, el tomo empieza con un tie-in de LGDLR en el que vemos a Loki ya habiendo sido comido por su papá y encontrándose con otras versiones como Kid Loki y Loki Necrodios. Acá las cosas van de menor a mayor y terminan con una página bizarrísima.
Llega el segundo número y, con él… Thor no. Para ver al Dios del Trueno vamos a tener que esperar un poco más. Acá tenemos a Odín y a Cul, uno de los personajes del que poco se sabe del lore de Thor, pero a Aaron le sirve para mostrar que la dinámica familiar y los desafíos que se presentan inevitablemente seas un dios o un simple mortal. Bien por Aaron, mejor por Del Mundo, que le sigue el ritmo impecable
Cuando tenemos la primera aparición de Thor del tomo, Del Mundo se pega una escapada y entra Scott Hepburn, que se destaca más que la historia: trae a la mesa escenas prolijas y sólidas mostrándonos a un Young Thor jodido por no ser digno. Este tie-in nos da otro panorama de uno de los clímax de LGDLR, pero es eso lo termina jugándole en contra siendo un issue tan introspectivo.
Encaramos la última parte del tomo con la continuación directa del fin de LGDLR: Thor siendo nombrado por Odín como el padre de todo. Acá Aaron termina de atar todos los cabos sueltos sobre Jane, Loki, el ahora muerto Malekith y Thor, en una escena intimista con el Mjolnir que se completa con la llegada de los demás Thors y un abrazo convulso con Odín que es hermoso.
Del Mundo nació para ilustrar Asgard y Aaron para escribirla. Llega el summum en el #16 con una conclusión más que sentida del último gran evento de Marvel en los cómics y dejando sentadas las bases para “King Thor”, que también corrió a cargo del genial de Aaron. ¿Se nota que lo amé?
